SCRUM: Marco metodológico y rugby

¿Cómo he llegado aquí?

Hace unos años tuve la oportunidad de integrarme en el área de Software Engineering para trabajar en el desarrollo de producto en clientes del Sector Industria. Han sido años donde el tiempo muy rápido donde no solo he vivido la creación y crecimiento de squads y productos en varios clientes, sino que además he podido compaginar el trabajo con un deporte que hasta ahora no conocía, el rugby.

Gracias a Mikel, mi hijo, de apenas 7 años, me he convertido en un apasionado del rugby. Hasta hace poco tiempo no sabía lo que era una melé (scrum). Al escuchar esta palabra pensé: ¡Qué bueno! “Scrum” es algo que forma parte de mi día a día en el trabajo y no sabía que era un término relacionado con este noble deporte.

Sólo lo asociaba con la agilidad, pero pronto vi que la relación con el rugby no sólo era evidente, sino que además no es nueva. Ambos tienen similitudes en cuanto a la colaboración, la estructura organizada, la adaptabilidad, la mejora continua, la creatividad, la comunicación y la coordinación.

Ambos se enfocan en la colaboración y el trabajo en equipo. En el rugby, el equipo trabaja en conjunto para avanzar en el campo y marcar puntos. En Scrum, el equipo trabaja de manera colaborativa para lograr los objetivos del proyecto. En ambos casos, la colaboración es clave para el éxito.

Entremos en materia

Tanto Scrum como el rugby se basan en una estructura clara y organizada. En el rugby, hay una estructura definida en la posición de los jugadores y las jugadas que se pueden hacer. En Scrum, hay una estructura definida para la organización del equipo y las diferentes fases necesarias para convertir el backlog en un producto. Esta estructura proporciona una guía clara para el equipo y les ayuda a mantenerse enfocados y organizados.

Tanto el rugby como Scrum se basan en la adaptabilidad y la flexibilidad. En el rugby, los jugadores deben adaptarse a las situaciones cambiantes en el campo y ajustar su estrategia en consecuencia. En Scrum, el equipo debe ser capaz de adaptarse a los cambios en el producto backlog y adapta su perspectiva. La adaptabilidad es fundamental en ambas situaciones para poder responder rápidamente a los cambios y asegurar el éxito.

Tanto el rugby como Scrum son iterativos y enfocados en la mejora continua. En el rugby, el equipo revisa constantemente su estrategia y su desempeño para mejorar su juego. En Scrum, el equipo revisa constantemente su trabajo para identificar áreas de mejora y ajustar su enfoque en consecuencia. En ambos casos, la mejora continua es fundamental para mantenerse en la cima de su juego.

Tanto el Scrum como el rugby se basan en la creatividad. El rugby surgió gracias a que William Webb Ellis rompió las reglas del fútbol corriendo con el balón en las manos, en los proyectos scrum se crean productos con un propósito, cubrir las necesidades con un enfoque creativo que maximice la entrega de valor.

Tanto el rugby como Scrum requieren una gran cantidad de comunicación y coordinación entre los miembros del equipo. En el rugby, los jugadores deben comunicarse continuamente entre sí para coordinar sus movimientos y asegurarse de que estén en la misma página. En la metodología scrum, los miembros del equipo se reúnen regularmente para discutir el progreso del proyecto/producto, identificar obstáculos y planificar su trabajo futuro.

¿Y ahora?

Se me ocurre que también en el rugby hay lecciones aprendidas y buenas prácticas, al igual que en todos los proyectos/productos en los que se aplica Scrum. Tener claro el marco metodológico a usar a lo largo del ciclo de vida de un producto, es fundamental para lograr el objetivo, lo mismo sucede en el rugby para lograr los ensayos que dan la victoria.

Una derivada adicional a este análisis podría ser, trabajar en trasladar el fair play tan explícito en el rugby al día a día de los equipos de trabajo que cada día trabajan por finalizar el sprint con la entrega de valor comprometida.